DOS FLORES AZULES
Dos fechas habían grabado en el metal
pegado sobre el mármol:
una de las dos estaba mal.
La primera fecha era un poco tu nombre,
era más tu nombre que tu nombre mismo:
fórmula de una promesa de futuro,
vacío ahora, mi otro cumpleaños.
Nunca te dije que para mí sus números
venían de colores. Yo los leía al revés:
el doble seis de oro, blanca la o de octubre,
caoba el nueve y el dos azul oscuro.
Nada me decía tu apodo entre comillas
pero si aquel sol tan blanco sobre blanco
como el medio día de las expediciones
y de los cumpleaños que no festejamos:
¿cuál fecha estaba mal?
Al fin traduje a flores tu nombre hecho de años
y acomodé esas cosas blandas de colores
al pie de las dos fechas y de tu silencio
con tanto cuidado como si fuesen palabras,
esas que no llegamos a decirnos.
Nothern lights – Alexandro Lacadena – Flickr CC
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En el último año de dos ceros
era un fenómeno global el borde
de tu párpado inferior izquierdo:
tuve el cielo delante, igual que un río.
Hoy desperté pensando en los grandes planetas,
en qué puede esperarse todavía
de sus lejanas curvas invisibles.
Expedienten vía muerta, el aire dura sin sueños.
queda un minuto para atarse los cordones
antes de que desaparezca todo esto;
abre una página, rozo las letras con los ojos
como si acariciara el mudó césped.
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LA VERDAD
(Leipzig, 1901)
Cuando todo lo que queda por leer es un mapa,
voces que preguntan por la razón de un nombre,
vestigios de escritura sin trazo que acontezca,
nada que haga tope;
cuando la fibra de lo bello es mentira
Y hay que roer como ácido para saber
qué queda de lo amado cuando se lo investiga
con una mirada como una luz de cal
que todo hace desaparecer en su blancura
la verdad es una playa distante,
La verdad es el hueso sin la carne,
es el cuerpo ya sin tiempo ni arrojado,
son las cuerdas sin música ni sentido,
la verdad es el cielo quemado.
Beatriz Vignoli, Luz azul, Bajo la luna, Buenos Aires, 2017.
Vignoli nació en Rosario, Argentina, en 1965. Ha publicado libros de poesía como Viernes, Bengala, Itaca, Almagro, y novelas como DAF y Reality. «Compuse mentalmente mi primer poema a los 11 años en un campamento de verano mientras miraba las estrellas desde una bolsa de dormir. No lo anoté y me lo olvidé», dijo en el blog Horas robadas a la noche. En: https://www.eternacadencia.com.ar/blog/libreria/poesia/item/escribir-es-como-vivir-en-una-tumba-tres-poemas-de-beatriz-vignoli.html