En la incertidumbre del despertador, me rodean.
Permanezco así con la piel floja, en mí
el aire. Se expande entonces la correntada.
.
.
Abandono ese sueño, entre las sábanas
me habitan, ausentes.
Los diamantes cruzan y caen en su cauce.
.
.
Este débil latir arrima. Parpadea como un gemido
que no quiere ser visto. El locutor grita
estridente y obliga a dar un paso, fuera de algo,
soltar esa diagonal, fija asimetría, páramo
donde me dejo caer.
muy buena moción Alejandra. Dios te bendice con este blog, prometo visitarte y hurgar entre tus creaciones
Miguel ángel Lucas
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Me encantaron los que elegiste para comenzar.
s
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Ale, me gusta mucho este poema, es un estar todavía casi un poco en el sueño, pero no tanto, ya con la mente en otro lado pero todavía en el más allá del inconsciente. No entiendo qué es «los diamantes cruzan y caen en su cauce». Sé que es una imagen pero no se me viene nada a la mente. Estas menos críptica, más abierta, comunicativa en tu poesía. Beso. Mariana.
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