Etiqueta: mis poemas
Carozos
Los tiempos pasaron pensé
Mientras pelaba la palta
Desmembraba la piel
Buscaba algún color o sabor
Aquello siguió su curso
Todavía
Froto quieta indecisa pero quieta
El aroma sobre mis manos
Es suave el carozo la textura dura
Y oscura todavía en mí
A estas horas
En estos tiempos
.
Otras frutas también tienen un núcleo duro
Verrugoso o no tanto
Más compacto
Absurdamente se cruzan estas preguntas
Sobre los días, sobre estos días
No tengo dolor ni desconsuelo
Sólo estos días un marrón café que abrazo
Unas fotos olvidadas perdidas
una historia que nunca se registró
Que se escurre fácil entre mis dedos
ovoide así de ovoide
Permanezco
todo
y persisto inútilmente
saboreando estas sonámbulas
o cavernosas pulpas
picadito
froto con insistencia
vertical sobre mis piernas
como si
en ese algo
todavía el sudor es demasiado
adherido poroso
en mí
en mi vida
entre mis manos
porosas en mi
una y otra vez
demasiado es sobre una línea
dibujada en mis fantasías
pienso de mi y mientras
sigo estas líneas
que bailan y enloquecen sobre mí
ellos gritan pelean claman
porosos de mí
en el mientras tanto
me entretengo cuidando esos sueños
como un guarda oriental
bañado con oro y entretiempos
bailando con esos delfos
y el arrullo incesante crece
se repite cesa por un instante el vaivén
hasta que desde su arrabal
besa nuestras manos, nuestros dedos
como anclas de otros mundos.
pedras
delicadeza o cuidado
medir el trazo
medirlo degustarlo
en sonoridad una de a poco
y menos
es lento, este deleite claro
en residuos sonoros.
desborde
eso

Donald Judge
Flickr cc
me cuesta llevarme cada tanto
hacía algún lugar fuera de esto
fuera de esto que me veo
en el fondo de algún lugar
fuera de todo
dormir al sol por un día
Foto: Sunset over Prague 1. Donald Judge. Flickr CC.
al ras
-2-
alrededor de este toldo somos tragados:
el calor quema en enero persisten los licores entre nuestros pies inescrupulosa entrega
breve diluirse metros inhabilitados gases sobre los quejidos bajo este cono pardo
donde no corre el viento ni una céntima la mezcla gaseosa que dilata en huracanes
y cabellos que encienden ojos o pelvis poco importa
nos dejamos agotar en eso
que sufrimos o que nos lleva a mirar un poco más
o es el contorno que da sustento
caminamos o respiramos apenas como en un círculo sin aire
en clausura con el griterío abandonado de lo que nos falta
y bordeando esa línea de sombra
nos dejamos ahí: raíz luminosa
Dios al que llamamos impacientes
-3-
desde esta rendija la turba nos llama despacio:
colchones apilados de día revuelven sus encarnados pies esculpen plumas
mientras nos picotean sus esferas nocturnas: reverberan
lo que no está este desoír este haber perdido todo y permanecer:
la vecina de doce no habla ni ríe
hay días en los que Dios nos hace seguir entre los quiebres de un blindado:
abrazar a un hijo que no puede no llora
al olor todavía violáceo caliente embutido la lluvia que vuelve
y burlar ese ahogo como arterias que se recomponen
desplazar el encierro
entonces la obstrucción se derrama el día se abre
tonos blancos tatuándose entre los dedos
-21-
con el sonido de la cascada presiente su punzón
entre sus hombros negros y fríos
la punta desgarra como un dibujo en círculos
gira y cala esas capas blancas diminutas casi inexistentes
y tiene arena mojada entre las garras devora colibríes
entre tanto roe como cualquier animal
larvas escondidas bajo tantas tierras
es la cascada su furia
y el alacrán entre sus hombros
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alzo la nariz como quien espera ahí abajo
el techo la lluvia algunos charcos
con el reflejo de quien cae
el pozo el agua acumulo en el torso
encojo los brazos así mientras veo
el pantalón azúl de Raúl veo
ese que es más un color que un pantalón1
escribir cuentas y versos veo
sacados de ese golpetear entre los bártulos
de ese grano de salvación
escondiendo diminutos jazmines
tirando las costras de este patiecito
como quien los deja brillar blancos o verdes otro día más
Publicados en al ras, Ediciones La Biblioteca, colección miliuna, septiembre de 2013, Buenos Aires.
Nueva presentación de la colección Miliuna
y así, de nuevo
postal
pasa que a veces en la distancia
pierdo ese azul fijo
todo brilla en la calle hoy
los carteles tienen sus luces bajas
calorías que se nos muestran
en vidrieras poco o más iluminadas
cascabeles dietarios que la sociedad impone
al eco contorneado
de ese rap que distorsiona
como letreros que a la distancia parecen ocupar
todo menos eso y el espacio es difuso
pasa que con tanto reflejo caído pierdo otra vez
ese azul son los esquemas fuera
de mi postal fijada más allá del mar
o de la noche y en caballo así también la postal
a veces con algunos cascabeles
con papá noel y nieve en la postal
fijada así con el cartel en el saco
pierdo
más allá del mar
Siestas
Como quien busca en otro mundo,
me acuño esponjosa
y caigo en estas siestas.
Es la pesadez y el quebrarse
donde todo se lleva
en un soplido verde
y el monte se delinea verde,
bien brillante.
Después de todo, dibujo donde siempre
está el cielo claro y la orilla
-donde quieras- esta orilla.
Pero me cierro y busco el sueño.
a-
Así tomo tu discurrir entre las risas
desplegándose a saltos.
Y, una vez más, en mis castillos
los pájaros sobrevuelan,
alternándose día y noche,
vienen de no sé donde, estiran el cuello,
giran el pico un poco entre el barral
y las perlas lustrosas ahí
que pesadas, impregnadas de ceniza y humo, brillan.
b-
Me desperezo húmeda ya
y mi camisa blanca tiene una mancha
que entre grises y azules deforma
un poco los volados de las mangas.
En un gesto me levanto,
busco entre lo que tengo
y balanceo palabras como un recién nacido,
llenas de ese aire blando del despertar.
Verdes mis plegarias.
Al ras
-15-
de madrugada en la carpa hoy fuimos fiesta:
los globos brillan sobre columnas blancas
envuelven el techo de gasas y tules la melodía bordea
las mesas y los invitados suenan las voces dulces
mientras los chicos chillan y corren nosotros devoramos
confites dulces con celofán y vino
no hay fotos son cuadros simplemente anillos dorados
en relieve sobre el masapán blanco cubierto de rosas
ellos no llegaron la espera se prolonga
estamos preparados: él quitó el plástico y la naftalina del traje
ajustó sus mangas con un preciso plegue sostenido
ella sacudió el vestido esta tarde recogió su pelo bajo llave
y dibujó flores grises sobre los dedos
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a veces me pregunto por qué sigo durmiendo a la intemperie
pasó la fiesta y aún sigo fijada a preguntas que nadie sabe
en este tendal sólo unos metros cuentan nos aísla
la bruma blanca y quieta por qué Dios sigo
con esta pátina cubriendo toda elasticidad
mis párpados se quiebran en la sombra
me pesan ahí dónde
clavé mi relieve
desnuda y arrodillada