En estos días me encontré con un bellisimo libro de Adrienne Rich donde la mirada nos envuelve entre los restos, fragmentos dispersos se van descomponiendo en distintas voces e historias. Les comparto dos poemas del apartado III que abre con una cita de la canción «Bird on the Wire» de Leonard Cohen: «Vi a un mendigo apoyado en su muleta/me dijo: ¿Por qué pides tanto?/ Vi a una mujer apoyada en una puerta,/ dijo: ¿Por qué no? ¿Por qué no? ¿Por qué no pedir más?».
MERCED
Fantasía de la tercera edad:
nos han concentrado
en un campo de reposo para los caducos.
En mitad de un páramo cualquiera
un acantonamiento con alambre de espino
y edificios prefabricados de bajo costo y el color del polvo
apesta a vergüenza
e incontiencia sin remedio,
ropa idéntica de papel
desechable, raciones idénticas
de comida con saborizantes químicos
Muerte por turnos, mediante gas,
hipodérmicas a diario
para neutralizar la desesperación
Así imagino mi mundo
en mi septuagésimo año de vida
y al otro lado de la alambrada
un canje sin ton ni son
de la conciencia por la ausencia
de dolor. Esto es a lo que llamaremos vida.
Fue apenas el verano pasado cuando
me quemé los pies en la arena
de aquel valle trazado por la corriente
del frío, raudo río Merced,
regado de saltos de blanco
Cuando nadaba, me dolía el cuerpo
de honesto frío,
cuando flotaba de espaldas los arrendajos
aleteaban de pino en pino
y la sombra se desplazaba hora tras hora
a través de El Capitán
Nuestro vino se enfriaba en el agua
y yo vigilaba a mis hijos, medio hombres,
medio niños, poniéndose a prueba
en un mundo casi arcaico,
tan valioso a estas alturas
que el mero hecho de meterse en agua pura
o contemplar el aire límpido
te hace sentir un espamo de dolor.
Hace ya semanas que una cierta rabia
ha poseído mi cuerpo, arremetiendo
a veces contra hombres y mujeres,
a veces hacia dentro, contra mi misma
Mientras recorro Amsterdam Avenue
me sorprendo hecha un mar de lágrimas
sin saber qué pensamiento
me ha inundado los ojos
Dirigirle la palabra a otro ser humano
se convierte en un riesgo
Pienso en Norman Morrison,
los budistas de Saigón,
el maestro negro que la semana pasada
se inmoló
para despertar la culpa en corazones
desmasiado entumecidos para captar el mensaje
en un mundo que la masculinidad ha hecho
inadecuado para mujeres u hombres
Al despegar en un avión
oteo la ciudad
que para mi significaba la vida, no la muerte,
y pienso que allí, en algún lugar,
un frío núcleo, compuesto
por fragmentos de seres humanos
metabolizados, reestructurados
por un proceso del que no se percatan,
está expandiéndose entre nosotros
y apoderándose de nuestras mentes
una cosa que no siente culpa
ni rabia: que es incapaz
de odiar, y por tanto de amar.
1972

CONSUMIRSE
(A E.K.)
Podemos mirar esta noche la estufa
como un espejo, sí,
el leño serrado, el núcleo
gaseoso amarillo y azul
la ceniza gris en la palpita el carmesí, sí.
sé que bajo mis párpados
y bajo mi piel
el Tiempo nos arrastra como una corriente de aire
que se eleva, avivando el fuego
en el vientre, en el cerebro
Tú me estabas contando cómo habías puesto la mano
sobre la huella de un indio muerto hace tiempo
y, por un momento, distinguí aquella mano
aquella huella, aquella roca,
aquel sol que producí sueños intensos
Una palabra puede hacer eso
o, como esta noche, el espejo del fuego
de mi mente, ardiendo como si pudiera seguir
consumiéndose, calcinando
alimentándose de todo
hasta que no quede nada en la vida
que no haya alimentado ese fuego
1972
Adrienne Rich, Sumergirse en el naufragio, traducido por Patricia Gonzalo de Jesús, Editorial Sexto Piso, España, 2021.
Adrienne Rich (1929-2012) fue poeta, enyasista y una de las escritoras más influyentes del movimiento feminista. Rich recibió numerosas distinciones a lo lardo de su carrera, entre ellas el National Book Award de Poesía, la beca «Genius» de la Fundación MacArthur, la Medalla de la Fundación Nacional del libro por su contribución a las letras estadounidenses. En 1974 ganó el National Book Award de poesía por su libro Diving into the Wreck: Poems 1971–1972.