Los ciegos

Míralos, alma mía; son en verdad horrendos,

muñecos, parecieran; vagamente ridículos;

extraños y terribles, igual que los sonámbulos,

apuntan no sé a dónde sus tenebrosas órbitas.

 

Sus ojos que la chispa divina ha abandonado

aún se alzan al cielo, como si escrutaran

el horizonte; y nunca los vemos, soñadores,

inclinar la cabeza abrumada hacia el suelo.

 

Atraviesan así la negrura infinita,

hermana del silencio. ¡Oh ciudad! Mientras vos

cantás, reís, gritás, en torno de nosotros,

 

rendida ante el placer hasta la atrocidad,

yo me arrastro como ellos, pero más aturdido

me pregunto: ¿Qué buscan los ciegos en el Cielo?

  


Charles Baudelaire, poema Los ciegos, traducción de Ezequiel Zaidenwerg en https://www.zaidenwerg.com/los-ciegos-charles-baudelaire/

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