Leyendo un poema de Li Ch’ing-Chao
Despierto
y el pequeño bote, a cuya proa
la Serpiente del Poder
navega,
ciega e inmóvil, me conduce
al mar de arena. Un sol nos derrite
mientras vuela
el pájaro de las rocas
y soberbia
cruza su sombra
sobre la fresca fuente de nuestras manos.
Se desliza la seda.
Por un largo camino
más allá del crepúsculo
van nuestros rostros enlazados.
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1
Invierno
1
Un rojo oscuro
se abre entre los sauces
y pasa el bote fantasma
con corona de flroes
a su proa desatadas.
1
Oscurece en mitad del día.
1
Inmóvil
el río San Antonio
fluye sin embargo
para siempre.
Cerrado, espeso
serpeando entre las ramas.
1
Torcaza,
paloma de duelo:
¿Pesa tu canto al paisaje
como una amada al corazón?
1
2
Alumbra
el ramerío del invierno
su luz inmóvil.
1Tiempo de hacha
1y de cuchillo:
Toda la savia huye
1
del desollador
y del bufón
de la tortura
y del granizo
de los golpes
la violación
de las heladas
y el pajarito.
1
El pajarito
destrozado a las pedradas.
D. Bellesi, Tributo al mudo en Tener lo que se tiene. Poesía reunida, ed. Adriana Hidalgo.