Ferreira Gullar

MAU DESPERTAR

Saio do sono como
de uma batalha
travada em
lugar algum
Não sei na madrugada
se estou ferido
se o corpo
tenho
riscado
de hematomas
Zonzo lavo
na pia
os olhos donde
ainda escorre
uns restos de treva.

MAL DESPERTAR

Salgo del sueño como
de una batalla
trabada en
algún lugar
No sé en la madrugada
si estoy herido
si el cuerpo
tengo
rasgado
de hematomas.
Torpe lavo
en la pila
los ojos donde
aún escurren
unos restos umbríos.

 

 

CANTIGA PRA NÃO MORRER

Quando você for se embora,
moça branca como a neve,
me leve.
Se acaso você não possa
me carregar pela mão,
menina branca de neve,
me leve no coração.
Se no coração não possa
por acaso me levar,
moça de sonho e de neve,
me leve no seu lembrar.
E se aí também não possa
por tanta coisa que leve
já viva em seu pensamento,
menina branca de neve,
me leve no esquecimento.
Moça de sonho e de neve,
me leve no esquecimento,
me leve.


CANTIGA PARA NO MORIR

Cuando te vayas, ahora,
moza blanca como nieve
sólo pido que me lleves.
Si acaso tú no me puedes
en tus manos transportar
muchacha blanca de nieve,
llévame en tu palpitar.
Si en el palpitar no puedes
quizás poderme llevar
moza de sueño y de nieve
llévame en tu recordar.
Y si ahí tampoco puedes
por tanta cosa que lleves
viva ya en tu pensamiento
muchacha blanca de nieve

en tu olvido dame asiento.
Moza de sueño y de nieve
en tu olvido dame asiento,
sólo pido que me lleves.

 

O TRABALHO DAS NUVENS

Esta varanda fica

à margem

da tarde. Onde nuvens trabalham

 

A cadeira não é tão seca

e lúcida, como

o coração.

Só à margem da tarde

é que se conhece

a tarde: que são as

folhas de verde e vento, e

o cacarejar da galinha e as

casas sob um céu: isso, diante

de olhos.

 

E os frutos?

e também os

frutos. Cujo crescer altera

a verdade e a cor

dos céus. Sim, os frutos

que não comeremos, também

fazem a tarde

( a vossa

tarde, de que estou à margem).

 

Há, porém, a tarde

do fruto. Essa não roubaremos:

tarde

em que ele se propõe a glória de

não mais ser fruto, sendo-o

mais: de esplender, não como astro, mas

como fruto que esplende.

 

E a tarde futura onde ele

arderá como um facho

efêmero!

 

Em verdade, é desconcertante para

os homens o

trabalho das nuvens.

Elas não trabalham

acima das cidades: quando

há nuvens não há

cidades: as nuvens ignoram

se deslizam por sobre

nossa cabeça: nós é que sabemos que

deslizamos sob elas: as

nuvens cintilam, mas não é para

o coração dos homens.

 

A tarde é

as folhas esperarem amarelecer

e nós o observarmos.

 

E o mais é o pássaro branco que

voa –  e que só porque voa e o vemos,

voa para vermos. O pássaro que é

branco

não porque ele o queira nem

porque o necessitemos:

o pássaro que é branco

porque é branco.

 

Que te resta, pois, senão

aceitar?

Por ti e pelo

pássaro pássaro.

 

EL TRABAJO DE LAS NUBES

El balcón permanece

al margen

de la tarde. Donde las nubes trabajan.

 

La silla no es tan seca

y lúcida como

el corazón.

Sólo al margen de la tarde

es que se conoce

la tarde: que son las

hojas de verde y viento, y

el cacareo de la gallina y las

casas bajo un cielo: eso, delante

de los ojos.

 

¿Y Ios frutos?

y también los

frutos. Cuyo crecimiento altera

la verdad y el color

de Ios cielos. Sí, Ios frutos

que no comeremos, también

hacen la tarde.

 

(Nuestra

tarde, de la que estoy al margen).

 

Hay a pesar de todo, una tarde

del fruto. Esa no la robaremos:

tarde

en la que él se propone la gloria de

no ser más fruto, siéndolo

más: de resplandecer, no como astro, sino

como fruto que resplandece.

 

¡Y la tarde futura donde éI

arderá como una antorcha

efímera!

 

En verdad, es desconcertante para

los hombres el

trabajo de las nubes.

 

Ellas no trabajan

sobre las ciudades: cuando

hay nubes no hay

ciudades: las nubes ignoran

que se deslizan sobre

nuestra cabeza: nosotros sabemos que

nos deslizamos bajo de ellas: las

nubes lanzan centellas, pero no son para

el corazón de los hombres.

La tarde es

las hojas esperando amarillecer

y nosotros lo observamos.

Y lo demás es el pájaro blanco que

vuela — y que sólo porque vuela y lo vemos,

vuela para vernos. El pájaro que es

blanco,

no porque él lo quiera ni

porque lo necesitemos:

el pájaro que es blanco

porque es blanco.

 

¿Qué te resta, pues, sino

aceptar?

Por ti y por el

pájaro pájaro.

 

Presentamos, en versión del poeta y traductor José P. Serrato, algunos textos del poeta, dramaturgo, crítico de arte y ensayista Brasileño Ferreira Gullar (1930). En http://circulodepoesia.com/2012/10/patente-de-corso-ferreira-gullar/

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s