LA LUNA Y YO
Solitario, en el interior
del bosque de bambúes,
me siento.
Rasgo mi laúd y tarareo
una canción.
En medio de la espesura
nadie advierte mi presencia
Pero brillante, la luna acude
a verme.
¡Cuán feliz me siento
en su compañía!
***
DESOLACIÓN
Una colina desierta
y nadie a la vista;
Sólo el eco de unas voces
llega a mis oídos.
El oblicuo sol del atardecer
penetra en los espesos bosques
Y se refleja en los verdes musgos.
***
MI RETIRO EN EL MONTE CHUNG-NAN
Ya maduro, mi espíritu
halló la Senda,
Y decidí retirarme a vivir
al pie de esta montaña.
Cuando mi corazón está inquieto
vago solitario
En medio de la belleza
que es todo para mí.
Camino hasta donde el río
obstruye la senda,
Luego me siento y contemplo
las nubes que ascienden:
Algún día encontraré
al viejo leñador
Y charlaré y reiré
y jamás retornaré.
***
OTOÑO SOMBRÍO
Sobre el desolado cerro
nuevamente ha llovido;
el frío atardecer anticipa
la llegada del otoño;
La luna atisba
entre los pinos.
De lo alto de las rocas
fluye un claro arroyo.
Un vocerío en los bambúes
anuncia el regreso
de las lavanderas.
Los lotos se mecen
bajo la barca de pesca.
La fragancia estival
se lamenta y expira
¿Cómo detenerla
para que no se vaya?
WANG WEI. Trad. Raúl Ruy. Poetas chinos de la Dinastía T’Ang, Ed. Hachette, Bs. AS., 1961.
me gustó la unión que logra entre la naturaleza y sus sentimientos
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