Tomando otra vez mi lectura de esta novela de Sebald quiero compartirles extracto de una nota encontré en la web:
Usted nombra dos casos de exilio interior, en Austria y Suiza, y autores a contramano del uso compartido del alemán. Vive en In-
glaterra desde hace treinta y cinco años y escribe, también, en una lengua de invernadero.
-Vivo en un ambiente distante. Mi alemán no tiene un color moderno y está más influenciado por la lengua que ya sólo existe en mi recuerdo.Esto no es tan singular. Piense en Canetti, en Peter Weiss, la Rumania fascista o la España franquista.Desde Nabokov a Semprún, es un fenómeno del siglo XX el que gran parte de su literatura se escribiera en contextos extranjeros. Las guerras hicieron que fuera más habitual para la lengua alemana.
-Hablemos de las imágenes en sus libros. Deliberadamente low tech, detienen la historia en fotogramas, encuadran el relato en un realismo anacrónico, recrean una literatura de posguerra. De ese pasado en blanco y negro, los personajes nunca acaban de emerger.
-Lo que no quiero es que los lectores las confundan con ilustraciones, por eso les he dado un tratamiento deliberadamente low tech. En verdad, eso es lo último que pretenden. No se trata de libros ilustrados sino de imágenes que son parte del texto. A veces lo complementan, y siempre proveen piezas de evidencia circunstancial. Verdaderas o no, funcionan en esa dirección. Suspenden el fluir del relato, crean hiatos de lectura. Antes de saber lo que estaba haciendo con estas imágenes, mientras tomaba la decisión de incluirlas, formaban parte sustancial de mi material de trabajo y por lo tanto, tenían el derecho de estar allí. Trabajaba con esas imágenes sobre mi mesa: escribía en torno de ellas. Quizá lo que dice de una narrativa de posguerra sea acertado porque se seguía haciendo mucho cine en blanco y negro en esos años y a mí, ciertamente, siempre me pareció superior. No creo que el color en el cine haya develado zonas particularmente interesantes. Por el contrario, el blanco y negro conserva un misterio, algo que no se entrega en la imagen.
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/3842/W_G_Sebald
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El alemán de los jóvenes es horrible. Me aventuro a conjeturar que en un espacio de tiempo no superior a diez años el idioma alemán va a desaparecer. Por otro lado, debo la escritura de mi libro
Luftkrieg und Literatur a las inquietudes de ciertos estudiantes alemanes que me mostraron su preocupación por la ausencia de libros alemanes que hablasen de la destrucción de Alemania durante la Segunda Guerra. Los escritores alemanes han escrito demasiado poco sobre las torturas de guerra. Salvo Ingerborg Bachmann, apenas nadie más ha escrito sobre la destrucción de Alemania. Esta terrible destrucción ha sido censurada por sus propios verdugos. En mi libro solamente intento responder a una curiosidad externa de ciertos estudiantes inquietos que pasó a convertirse en una preocupación tan personal y propia como para dedicar a ella este libro por entero.
Su literatura está dedicada a resucitar estas voces anónimas a las que da vida mediante una escritura de disección propia de mesa de operaciones. ¿Escritura de bisturí? ¿Lección de anatomía?
–La literatura no es nada sin el lenguaje. Yo escribo por amor a las palabras. Escribir es peregrinar por las palabras.
(…)Mi literatura está hecha de todo cuanto me rodea. Lo mismo pueden ser pescadores de playa, playas aisladas, vidas de escritores, recuerdos ínfimos de mis paseos solitarios. Todo cabe en un libro. Escribir es como pasear por la historia y por la biblioteca de la vida. Ambas realidades son una sola cosa para mí. Trato de vivir rodeado de las cosas que me gustan y considero natural incorporarlas a mi escritura. Todo forma parte de lo mismo. Escribir y vivir. Sólo entiendo la escritura como reflejo de un mundo interior, privado. No me interesa el pasado por sí mismo sino por todo lo que puede aportar a la propia vida.
http://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Libros/01-01/01-01-07/nota.htm
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Hasta hace poco, la presencia de los antepasados era real en muchas regiones. A esta gente se la conocía. Los muertos siempre me han interesado más que los vivos. Los cementerios me han atraído desde niño, y no creo que sea morbosidad. Lo que a mí me interesa es de qué personas se trataba, y en ello también tienen que ver las ideas. Recordar a los muertos nos distingue de los animales
http://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Libros/01-12/01-12-23/nota1.htm