1
Próspero se sienta temprano
en la colina a resolver un grave problema.
Hace años, el sol lo calcina
y el viento que baja junta sus cenizas.
Regresa temprano, al día siguiente.
Lo asombran los miles de bultos grises.
Busca un lugar desocupado,
y se sienta a mirar el muro.
(En el silencio absoluto
la pregunta no hace la luz.)
El aire de Quarently
perfora las palabras, adentro,
tras las palabras que perforan el aire:
el sol arde una vez más en sus llagas.
Sus huesos sin sombra…
El desierto también podría ser una multitud,
lo humano que continúa inconcluso.
7
Sursum vive en una de las calles
más largas de Quarently.
Se viste temprano, irá a trabajar.
Toma su pala y cava.
Sursum Sursum Sursum.
La tierra se remueve
como una campana a la hora en punto.
Esta es una mañana fresca
de esas en las que nadie habla.
Sursum Sursum.
Entra como una semilla,
hijos por todo el valle,
flores de papel en el jarrón del decorado.
Los otros hombres también cavan,
todos en sus madrigueras.
-¡Caven, hijos de puta!
Les dice una voz mientras los siembra.
Sursum Sursum Sursum.
Hacia el fondo,
una gota
dentro del recipiente de cristal oscuro,
evaporada por el sol,
lo efervescente de Quarently.
De Desnudos en Quarently, Ediciones del Dock, 2009.