Una política educativa de calidad no es ajena a una política educativa inclusiva y eso implica la cuestión docente. Si quienes administran los asuntos públicos no identifican que hay sectores de la población donde se dificulta garantizar el acceso a la educación, no pueden pretender que se les reconozca como una buena gestión. Quien administra debe encontrar las herramientas para dar respuesta y asegurar la educación. Esto significa cubrir designaciones docentes y habilitar vacantes. Algo tan sencillo y trivial pareciera que la gestión Macri-Narodowski la desconociera. La indignación es moneda corriente por situaciones como la inseguridad. Esta desaprensión por la educación pública de los sectores menos favorecidos debería asumirse con igual o mayor indignación; máxime que luego, y probablemente, serán éstos los destinatarios de las sospechas de una parte de la sociedad que suele mirar con un solo ojo. “Inseguridad”, “paco”, “exclusión”, sólo puede afrontarse si el Estado prioriza y garantiza la educación pública para quien la necesita. Hacer otra cosa es engaño.
José Machain (Consejero del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
una mirada integral sobre nuestra convivencia como sociedad. Muy bueno
Pablo
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